Aunque los vehículos
híbridos y eléctricos tienen diseño eficiente, es muy significativa
la contaminación causada
durante la producción, uso y desecho de sus baterías. Las
nuevas generaciones de
vehículos híbridos utilizan baterías recargables de níquel-
hidruro metálico (NiMH),
cuya vida útil es similar a la del coche, 150 mil millas.
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Las baterías NiMH son
recargables, por lo cual contaminan menos que las desechables,
pero contienen níquel, que
en grandes cantidades es peligroso. Las minas de níquel
liberan dióxido de azufre a
la atmósfera, contribuyendo a la lluvia ácida. La fabricación
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aparentemente invisibles
por estar alejadas de las zonas urbanas. Este hecho
contrarresta las emisiones
bajas o nulas de gases que produce el uso de autos híbridos
y eléctricos.
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El reciclaje de baterías
recargables es actualmente bajo, pero se estima que del total
de baterías NiMH desechadas
se podría reciclar hasta un 95% en los próximos años,
debido a la oportunidad de
negocio que representa la constante demanda de níquel.
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El daño ambiental neto que
causan las baterías NiMH con respecto a las desechables
es menor en tan solo 20%,
ya que el mayor impacto ambiental en el ciclo de vida de
una batería, sin importar
su tipo, se da durante la producción. Como resultado final, el
uso de baterías NiMH en vez
de baterías desechables representa un beneficio neto de
18% a la salud humana, 13%
a la calidad de los ecosistemas y 4% a los recursos
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